Es crucial identificar qué heridas emocionales arrastramos en la infancia y cómo nos afectan en la vida adulta.

Herida del rechazo
Se produce cuando hemos sentido que no nos querían lo suficiente, o hemos creído que nos estaban rechazando. A veces no es así, pero crecemos pensándolo de nuestros padres o educadores.
Solemos compararnos con los demás, y tenemos una necesidad imperiosa de aprobación.

Herida de la represión o sobreprotección
Nos lleva a la falta de libertad, no poder expresarte, ser tú mismo. Sientes rabia, y con rebeldía no quieres que nadie te proteja o, muy sumisa, te cuesta tomar decisiones.

Herida de la traición
Ocurre cuando sentimos que nos han engañado o traicionado, cuando sientes que uno de los padres trata mejor a otro hermano emergen los celos. Padre o hermano que abandona a los hijos, genera decepción, desconfianza o caemos en la manipulación o la mentira. Al repetir lo vivido, nuestro inconsciente siempre busca estrategias de supervivencia.

Herida de la humillación o desvalorización
Aparece la rabia, el dolor, el resentimiento, la baja autoestima, la desconfianza y el rechazo de uno mismo.
Si siento que no me valoran, empiezo a generar multitud de creencias ciegas, y si ellos me desvalorizan, yo también comienzo a desvalorizarme internamente, además de rechazarme e impulsar la creación de un carácter resentido, amargo.

Herida del abandono
Si tus padres nunca estaban en casa, no te prestaban atención, no te hacían caso, no te tenían en cuenta aunque estuvieran presentes o tenían mucho trabajo, se están generando en tu interior problemas, tales como las dificultades sociales, de contacto, dependencia emocional o la inseguridad.

Herida de injusticia
Si hemos presenciado una injusticia o un carácter difícil de entender, somos muy críticos y enjuiciamos.
Piensa en las situaciones de conflicto que has observado en tu vida, aquellas que nos ponen nerviosos, que nos impiden saber cómo actuar, que nos incitan a fallar en las relaciones de pareja, tener miedo en situaciones sociales, que nos atemorizan al iniciar un proyecto o incluso, al hablar en público.

Apunta esa situación donde acontece el mayor conflicto y descubre qué herida arrastras.

Al final, tú decides tu propio destino. La persona que eres ahora está determinada por las experiencias de tu infancia, pero la persona que serás y que puedes llegar a ser es algo que depende solamente de ti, y que está condicionado por tus pensamientos y tu diálogo interno. Si te hablas en positivo, atraerás positivo.

Todos los problemas que experimentamos de adultos están relacionados con el amor negado en la infancia.

Escanea el código