Como expresó Paulo Coelho, “creo que gran parte de las enfermedades son el resultado de emociones reprimidas”.
En el caso de la ansiedad, se produce un efecto muy potente en nuestro organismo. Cualquier persona que haya padecido un ataque de ansiedad, puede imaginar de lo que hablo.
Y es que lo que caracteriza a la ansiedad es un miedo muy profundo, que deriva en angustia y un bloqueo emocional.
En mi caso, inconscientemente, tenía un miedo irracional a quedarme embarazada. Lo relato en el capítulo 7 de mi libro Marco Ojos Azules, “Liberar tus emociones para el equilibrio personal”, ya que la gestión de los sentimientos es básica para el equilibrio personal.
Voy a describirte mi propia experiencia:
Internamente, deseaba con todas mis fuerzas quedarme embarazada y poder disfrutar de mi hijo/a, pero cada vez que tenía que iniciar el proceso de un nuevo tratamiento de fertilidad, mi mente empezaba a hablarme y a decirme cosas negativas referentes al embarazo. “¿Dónde te vas a meter?, eso no es para ti, un hijo es mucha responsabilidad, deja de intentarlo ya, te vas a complicar mucho la vida… entre otras muchas frases que daban vueltas en mi cabeza.
Todos estos pensamientos negativos no eran más que miedos inconscientes provenientes de todo lo que había ido escuchando a lo largo de mi vida con respecto a la maternidad, que activaban en mi cuerpo esa sensación temerosa y paralizante que me hacía dudar constantemente y entrar en un estado de angustia.
Lo que me ayudó a salir de esa situación de ansiedad en referencia a la maternidad fue:
- Buscar un lugar de calma y que sea tu refugio, analizar detenidamente la situación y encontrar dónde se produce ese sentimiento de angustia.
- Sentir cómo lo refleja tu cuerpo: dolor de cabeza, de estómago, mal humor…etc. Controla la respiración.
- Pensar en alguien que admires y que actúe como tú en situaciones de aflicción.
- Ser consciente de que tu mente está paralizada. En ese momento, respira profundamente y lánzale un mensaje positivo como “¡Ve hacia delante!”, o “¡Tú puedes!”, de esta forma detienes los pensamientos negativos.
- Intenta perdonarte a ti mismo, así dejas de percibir esa reacción como otro posible fracaso y volver a enroscarte en la sensación de culpa. Avanza en el autoconocimiento, liberándote poco a poco de las emociones que bloquean tu vida.
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