La herida del abandono o del rechazo se produce en nuestra infancia, cuando hemos sentido que no nos querían lo suficiente o hemos creído que nos estaban rechazando. En ocasiones no es así, pero crecemos pensando que no nos están proporcionando lo que necesitamos o que la presencia, el cariño o la atención de nuestros padres no son factores que nos acompañen en el día a día.
Incluso, podemos recordar que en esta etapa de nuestra vida había carencias económicas, y no sólo por el hecho de que tal vez no se dispusiera de dinero, sino porque nos hacían sentir importantes.
Es en la edad adulta donde se manifiestan indicios negativos producidos por el lastre que supone esta herida, como la desconfianza en las personas, la constante comparación con los demás o la imperiosa necesidad de aprobación de la gente.
Aquel que arrastra esta herida, tiene miedo a la pérdida, miedo a que su pareja le abandone y mucho miedo a no tener, a que le falten recursos económicos.
Tu vida es una lucha persistente por conservar a toda costa lo que tienes, aunque sea perjudicial y nocivo para ti. Esta, es a menudo la fuente de creación de relaciones con dependencia emocional.
¿Cómo afecta esta herida a la fertilidad?
En el caso de la fertilidad, la herida está muy asociada a nuestra figura materna. Normalmente, las mujeres que se han sentido abandonadas o rechazadas por su madre tienen problemas para concebir.
Es probable que, la madre, también tenga esa misma herida de abandono y adquieran actitud de víctima: persona que crea inconscientemente problemas en su vida, especialmente de salud, para llamar la atención y recibir ayuda externa.
Son mujeres que han crecido siendo la madre de su madre, dado que su progenitora actúa de modo infantil. Estas mujeres, en su inconsciente ya son madres. Además, están repletas de miedos para poder desarrollar su propia fertilidad.
Para poder sanar, el primer paso es tomar conciencia de la herida que arrastramos de niñas, y asimilar que el rechazo de tu madre no tiene nada que ver contigo, es su propio autorechazo y su incapacidad de amarse a ella misma y de sentir felicidad.
Si indagas en su vida vas a descubrir la verdadera causa de su rechazo. Por eso, ella no tuvo ni tiene el amor suficiente para poder contenerte, es simplemente un espejo de ella misma.
¿Cómo cambio mi actitud hacia mi madre?
Mírala como verdaderamente es.
No reacciones a su rechazo, mírala con compasión.
Sé tu propia madre.
Y cuídate mucho. Como mujer, tú debes de ser la prioridad en tu vida y situarte siempre en la cúspide de tu pirámide. Desarrolla el amor hacia ti misma, un amor muy profundo y con un compromiso completo contigo misma.
Conclusión:
Detectar nuestra propia herida de la infancia es clave para desbloquear nuestra fertilidad.
Reconocer nuestra herida es dar un gran paso para poder sanarla.
Si quieres seguir trabajando en ti, estaré encantada de poder acompañarte.
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